Transcurrió la reciente visita del presidente Ernesto Zedillo a Monterrey que alcanzó cierta notoriedad ante la negativa contundente que éste diera al reclamo del gobernador Canales Clariond por contar con más recursos fiscales de la federación.
En un país todavía tan presidencialista (recuérdese que el propio Canales censuraba hace apenas unas semanas a su correligionario Medina Plasencia, por su discurso “irrespetuoso” de respuesta al V Informe de Zedillo), es difícil que hubiese sido de otra manera, habida cuenta de los tonos de exigencia “enérgica” que ha alcanzado la solicitud de fondos extraordinarios para las obras hidráulicas que pretende llevar a cabo el gobierno de Nuevo León.
Pero sobre todo, habría sido improbable otra respuesta porque la demanda está viciada de origen ya que su estrategia es la menos adecuada para el logro de los objetivos que se persiguen. Su resolución tiene que pasar por un proceso legislativo de reforma a la actual ley federal de Coordinación Fiscal. Es en San Lázaro y no en Los Pinos donde se decide.
La alternativa con la que ha “amenazado” Canales Clariond, es de consecuencias catastróficas y políticamente inviable: Nuevo León no puede pagar los costos de separarse del Convenio de Coordinación fiscal porque ni siquiera con ello obtendría los recursos que necesita y esto lo saben los asesores panistas del gobernador.
Más aún tendría que elevar o de decretar de inmediato impuestos sustitutos que le significarían el suicidio político. Simplemente la demanda agregada de recursos para operar los servicios de recaudación de impuestos que tendría que implantar de la noche a la mañana, sería poco sostenible.
Nuevo León no ocupa de por sí los primeros lugares en eficiencia y productividad en recaudación fiscal. Pero además, las relaciones comerciales, financieras, y de casi todo tipo de transacción económica se trastocarían en la entidad. En los hechos la economía de Nuevo León, en ese caso, equivaldría casi a la de un país distinto. ¿Dónde se acreditaría el IVA por ejemplo?
Ese proceso legislativo Canales lo ha contemplado en una óptica idealista. Lo visualiza aprobado por una mayoría de diputados de los demás estados, bajo los esquemas unilaterales de participación que Nuevo León ha diseñado.
Por eso la opción de consensar la propuesta de Nuevo León en una solución negociada, a través de un amplio lobby político con las tesorerías de los demás estados no ha prosperado porque no se ha intentado con oficio político.
Los estrategas fiscales nuevoleoneses -en opinión de sus contrapartes que los han tratado- parten de una base impopular: somos los que más les damos a todos ustedes, así que les toca sacrificarse, dicen que les ilustran sobre lo que tienen qué hacer.
Así ni siquiera el gobernador de Chihuahua, también panista y también en “rebeldía fiscal”, está a favor del enfoque de Nuevo León.
Por eso no se entiende qué jugada quiso forzar Canales Clariond en la reciente visita de Zedillo. Ya el colega Efrén Vázquez ha aludido en estas mismas páginas, al sinsentido que representa esa petición del gobernador en la perspectiva de un auténtico federalismo.
Canales Clariond pertenece a un partido de oposición que en teoría tiene entre sus postulados acabar con el presidencialismo y su cauda de paternalismos. No obstante, en la práctica, su solicitud estaría legitimando precisamente el culto a la voluntad omnímoda del presidente en turno.
En los hechos lo expresado por Canales Clariond a Zedillo equivalió a un misticismo: señor si tu voluntad lo decidiese, tendríamos lo que necesitamos. Con energía te lo pedimos pero tú eres el que puede decidirlo todo.
Por eso Zedillo al contestarle se apropió sin problemas de la figura paterna que le tendieron en charola de plata y se escudó en el interés de los demás estados. Debo velar por ellos igual, dijo en el lenguaje simulado de la política.
Con la metáfora que usó de la cobija, una variante de su lema “bienestar para todos”, ubicó al gobernador como el díscolo de la película que el presidente ve: todos los estados cobijados si ninguno ambiciona más de la frazada que le toca.
Al uso político de su presencia en la entidad, sin esfuerzo elaboró una respuesta semejante, y aprovechó para desmentir información que el gobierno de Canales había dado a la opinión pública.
Nuevo León es de los que más retorno fiscal reciben, contradijo el presidente a los voceros del estado. “Sí es cierto”, tuvo que aceptar el tesorero Elizondo. Pero “es una verdad a medias”, ripostó. Aunque ya no aclaró cómo era esto y sesgó el contragolpe de Zedillo con una frase clásica que a nadie convenció: “Al presidente lo mal informan sus asesores de Hacienda”.
Zedillo metió así en el juego de dimes y diretes a Canales y su gabinete. Con ello el gobernador nuevoleonés no sólo perdió porciones de credibilidad sino también de visibilidad ante la opinión pública, respecto de su estrategia. Los vaivenes fueron notables de inmediato.
Por voz del secretario de Gobierno, Coindreau, dejó de “amenazar” con el retiro del convenio fiscal bajo el expediente de postergar la decisión al limbo favorito de las indecisiones canalistas: “está en estudio”. Por otra parte se fueron con la finta zedillista y ahora hablan de hacer o más grande la cobija o que no duerma bajo ella “dona Fede”. Palos de ciego, a ojos vistas.
Como se observa, ha habido una asombrosa cantidad de “slogans” de conveniencia política, manejados con desparpajo y que han sustituído el análisis serio, ponderado, de las alternativas a la mano.
Todo, como se ha dicho, en ausencia de una estrategia clara que debió haber sido prevista desde la campaña. Estaba claro que Canales Clariond enfrentaría un páramo de escasez de recursos. Nuevo León es desde hace cinco años uno de los cinco estados con mayor deuda pública de la República. ¿Qué opciones fundadas se previeron ante esta problemática?
La necesidad de dotar de drenes un área de la ciudad para evitar que en ocasiones la inunden las aguas es inobjetable. El reproche de la ciudadanía al gobierno canalista por seguir sin planear cómo allegarse de recursos para financiar esas obras de infraestructura es insolayable.