La noche del domingo los afanes transexenales del medinismo quedaron entrampados. En la hipótesis a esos intereses los amenazaría la derrota con la inesperada candidatura del PAN que obtuvo Felipe de Jesús Cantú, mostrando el colmillo de su experiencia durante décadas de militancia en su partido.
Desenlace inesperado, cocinado días antes de la votación interna con un desmembramiento de última hora de las alianzas que había tejido Margarita Arellanes en torno suyo. Desgajamiento de apoyos entre los que sobresalió la defección de grupos panistas de San Nicolás, San Pedro y Monterrey propiciando un efecto cascada en otros enclaves albiazules que a la postre habrían dado la ventaja suficiente a FDJC.
Poseedor de trayectoria y carisma, FDJC muestra un expediente variopinto. Hay constancia de su disenso con Fauzi Hadman en tiempos del Fobaproa por la actitud entreguista de éste. Pero también aparece bajo escrutinio su tenencia accionaria compartida con otros prominentes ex funcionarios panistas —entre ellos el actual presidente estatal del PAN—, fundadores de los taxis Excelencia del AICM. Empresa en litigio perenne con historial turbio, fraguada entre favores políticos del foxismo y personeros del nativismo y aún del mismo medinismo (Carlos Almada, jefe de la Oficina Ejecutiva de Rodrigo Medina la protegió desde la SCT. Aldama anduvo prófugo cinco años con orden de aprehensión por el famoso Pemexgate, hasta que impune, el peñanietismo lo resucitó como opaco subsecretario de la SCT y hoy es probable embajador en Japón).
El medinismo creyó que ningún otro panista disputaría con éxito la candidatura a Margarita Arellanes. Análisis fallido que —una vez concedida carta blanca al gobernador Medina por EPN para operar su sucesión—, los habría hecho postular anticipadamente a una maleable gruperita (como llaman en redes sociales a la senadora con licencia Ivonne Álvarez), calculando que una vez repartido el pastel entre doce aspirantes que se tomaron la foto con ella, lo demás sería contienda de carisma entre señoras fácilmente disputable.
El descontento generalizado que siguió a la designación de Álvarez y la vigorosa proliferación de los candidatos independientes fueron las primeras señales que se habían equivocado. El triunfo de FDJC corrobora que con mucho menores posibilidades la candidatura de Ivonne Álvarez se tambalea con todo y maquinaria priista; lo que hace suponer a algunos que podría ser relevada por candidato o candidata de mejor talla pero los detiene el costo político del ridículo y el mensaje inherente de temer la derrota.
La otra posibilidad es que, contra toda lección histórica, se imponga a la adversidad electoral la lógica de la transexenalidad declarada que busca el medinismo. Eso la vuelve moneda de cambio. Igual que la precariedad legal de los taxis Excelencia.