En el antiguo régimen priísta los aniversarios de una administración estatal eran la ocasión propicia para que las fuerzas vivas entonaran loas al gobernante en turno. Las caravanas de los personajes favorecidos por sus gestiones, se lucían en la ocasión.
Las excentricidades y el protocolo cursi que inauguraron hicieron marca registrada de esa inolvidable época (por delirante) en la política mexicana de esos sexenios.
Llenaban a cabalidad el boato externo de la complicidad: lo felicitamos porque nos ha dejado seguir medrando al amparo del sistema. Congratulación con reafirmación: mientras sigan así las cosas, estamos con usted señor gobernador.
Hoy ya no hay “fuerzas vivas”. Una parte del corporativismo del antiguo régimen se quedó fuera del banquete cuando los anfitriones cambiaron.
Las centrales, el sector popular, los campesinos, los obreros, los sindicatos, son apenas añejos recuerdos de unas clases o sectores sociales que de la noche a la mañana se volvieron invisibles para el régimen de la alternancia, apenas útiles para recordar al gobernador, que no hay que desatenderlos demasiado (como con Gloria Mendiola) .
Los otros integrantes que componían el séquito, el sector de la “IP”, aseguraron platea en cualquiera de los dos sistemas, con “amarres” hechos mucho antes del cambio. Con la alternancia llegó el PAN y los antiguos aliados plutocráticos del régimen. Esas heráldicas “voces de la sociedad” que en su momento podían tornarse ásperas y hablarle en voz alta al gobierno, hoy son dóciles y sumisas.
No hay razón para no serlo. Han arribado al poder y a diario lo celebran. No nos podemos abrazar a nosotros mismos, pero qué bien vamos caray, diríase que suponen en sus conciliábulos.
Sin embargo la conducción de la función de gobernar al estilo PAN en Nuevo León no puede prescindir difundir la auto complacencia que es en efecto, certificarse de la convicción de sí mismos. Si como gobernante no me decepciono ¿para qué sirve que la sociedad me diga lo contrario?.
Es más la sociedad ya no son grupos, clases, sectores… Es ahora uno o varios medios que se erigen en el filtro de las demandas o los descontentos. Son a algunos de esos medios a los que se les han dado facultades meta políticas para facturar presiones y descontar negociaciones sociales bajo cuerda.
En el invento de los asesores mediáticos del telemarketing panista en Monterrey, que a toda ilusión compran o venden instantáneamente (introducir en Monterrey el drenaje pluvial por ejemplo, a partir de pedírselo al gobierno federal a periodicazos), la satisfacción social por la labor desempeñada se mide por encuestas publicadas y éstas se vuelven Biblia, Corán, Talmud… Basta con que lo publique el medio señalado, adquieren validez hasta para los no creyentes.
Ya se dice, en los banquetes propiciatorios de la auto adulación entre los personeros del régimen: ¡vamos en el 7.2, echémosle ganas para el 10!. Pronto la gestión pública se pregonará como alcanzar una norma ISO 9000. ¿Podría haber mayor aspiración en un régimen de, por, para, y desde el empresariado? Alcanzar un certificado de calidad total en la gestión gubernamental suena a sueño, pero alcanzable.
Para probarlo ahí está la inefable fórmula. El gobernador se auto entrevista (o casi) en la mañana de su aniversario. Un cuestionario “soft”, con una redacción “light” que haga incapié en las flores que adornaban los jardines, que repare en las últimas mariposas que pese a entrar el otoño se resisten a dejar el paraíso en que se ha convertido el Palacio de Gobierno.
Y que el redactor por favor no olvide registrar el aroma de su after shave,
La sonrisa del señor se destaca ampulosamente como señal, augurio, bendición para los súbditos: ¡estaba de magnífico humor!.
Lean la buena nueva, sale a vocear el reportero, y compláscanse todos los corazones en este testimonio. Ya no hay deuda, impunidad que suscite algún remordimiento, delincuencia que amenace, conflicto de intereses que amerite detenerse a reflexionar. Todo está bien, todo ha salido a pedir de boca. Apenas unas palabritas de incomodidad pasajera ante tanta unanimidad: “salvo muy pocas excepciones” todos han estado en apoyo al señor gobernador en sus reclamos de apoyo pecuniario a la Federación.
¿Decepciones? Ninguna. ¿Desaciertos? Muy pocos. ¿Frustraciones? Solamente no poder hacer más.
Ya una columna de columnas lo erige: “el gobernador de la transición democrática”. La misma pide a los lectores no se extrañen que luego de sus ajetreos del día, la noche encuentre al gobernador celebrando su cumpleaños. El registro apela al recuerdo de la intimidad familiar para que reconozca el pueblo la nobleza de su líder: “¿Ya llegaste vida?. ¡Cuánto trabajas y encima todavía tienes sonrisa para celebrar tu cumpleaños!”.
Y ¿quién extraña así al PRI y a sus sectores y corifeos?.
Como colofón, investidos de sus calificaciones los miembros del gabinete salen orondos a buscar puestos de elección popular (¿no son acaso meritorios en la antesala de los premios gordos?). Y los que se quedan se van al extranjero, claro.
Uno de ellos, el secretario de gobierno asistirá en Sudáfrica, Hong Kong y Japón a un congreso internacional de seguridad (¿será acaso uno itinerante?), que a juzgar por lo que ofrece al funcionario Coindreau, hará historia en la administración pública de Nuevo León, y en un descuido hasta de la República entera.
Con epopéyica prosa, ha advertido un anticipo de su regreso: “Que tiemblen los corruptos, porque vamos a volver con sistemas, supongo, (sic) que se puedan instalar no en un corto plazo, (sic) pero sí que dejemos ya un gobierno con sistemas interconstruídos (sic) en los que participa la sociedad para cuidarnos las manos a los funcionarios”.
Cómo agradecer la genialidad de estos sudafricanos que van a instruír al señor Coiendrau. Dejan hasta para después de su sexenio (o lo que sea allá) un gobierno incorruptible. Qué bueno que al menos los contribuyentes nuevoleoneses van a costear de sus bolsillos ese tour por el lejano Oriente ¿verdad?.