Debate… que algo queda

Finalmente más como trámite de renovación de imagen que para indagar su potencial como gobernantes, el PRI empujó a las cuatro figuras que buscan ser  abanderado de ese partido, para las elecciones presidenciales del 2000, a una pasarela electrónica.

Tal vez, habría que apuntarlo, ya no haya más en México en el siglo por venir, unas elecciones que se respeten, si antes no llevan su consabido “debate” televisado.

El evento al que dieron denominación de “debate” no correspondió a la definición que de ese término ofrece el diccionario; pero en la enmarañada jugada de la supuesta reforma interna de ese partido, tal vez lo que menos importó fue atreverse a innovar.

Más aún, el rígido formato impuesto a la presentación de los contendientes fue diseñado para exhibir un simulacro de puntos de vista a discusión.

En él, hasta la conocida figura de “moderador” fue sustituida por la de una anunciadora monótona: “Gracias, tiene la palabra el señor equis”. Fue todo lo que repitió a lo largo del acto priísta la periodista que fungió en ese papel, Adriana Cañedo.

Lo que se vio en las pantallas chicas, difícilmente entusiasmó a nadie y sólo a los enterados movió a la observación. Pero la hiperbólica explotación de los medios, ha hecho del evento una noticia omnipresente.

La verificación de lo anterior se pudo comprobar en el tianguis de la industria de la encuesta al día siguiente. Ahí pudo encontrarse a la mano de cualquiera con posibilidades, una hecha para la medida de sus necesidades. Todas con la etiqueta de “ganador” de obsequio en la bolsa. ¿Para qué apremiarse en dilucidar por cuenta propia, en manos de quién puede quedar el destino del país, si mañana se encontrará todo parafraseado, en sintaxis cortas por supuesto?

Los epítetos intercambiados entre los principales precandidatos fueron así “la nota del día”, para un auditorio cada vez más ávido de entrar a la era del “fast food” de la política, servido en platos desechables con aderezos de “marketing”. ¿No acaso Alazraki, el gurú de Labastida para estos menesteres, pontifica que es lo mismo vender yoghurt que a un candidato a la presidencia y que eso se estudia desde el primer semestre de publicidad en la Ibero?.

Los olmos no dan peras

Así tampoco nuestra sociedad parece suficientemente madura para confrontar ideas, a la vista del actuar de los partidos políticos que representan los pareceres políticos que se animan en su seno.

La “discusión” que reproducen en los medios, es con mucho, la repetición de los lugares comunes que se escuchan en la calle, y a ella retroalimentan.

El taxista, el plomero, los obreros, las oficinistas, el ama de casa, los compadres en un café, intercambian más o menos las mismas corazonadas: “a mi me late que el bueno es fulano”, o “para qué le hacemos si al final de cuentas vamos a seguir igual”, o “el que sea menos que venga del PRI”, y otras por el estilo.

“Me late” es la intuición que disfraza no saber realmente qué entender de, o cómo hacer significativa la realidad política. El refugio de la angustia (porque a final de cuentas los asuntos públicos se sufren primero en el estómago y luego en la incertidumbre existencial) son por eso, las frases cortas que apelan al hígado o al corazón.

Así “El cambio que queremos”, o “El poder para la gente”, o “Juntos contra el mal gobierno”; o “Firmeza en el rumbo”, son variantes de una sola simplificación: si no te quieres complicar la vida, y ni siquiera pensar en ella, vota por mí. Las frases-remedio son ahora para el político lo que en su momento fueron para el charlatán curalotodo.

Cualquier semejanza es pura coincidencia

Para la señorita, para la damita, que sufre del dolor de cabeza, de la reuma, de la neuralgia. Para usted señora que llega a su casa y siente que se marea, que se le sube el bochorno y todo le va vueltas. Para los que sufren del vértigo, el vahido, la náusea. Para usted que cuando se levanta por la mañana siente que trae una moneda de 20 centavos en la boca (cuando había y eran de cobre) y se mira al espejo y su cara, su rostro, su expresión, le parece más verde que los aguacates. O para el estudiante que se desvela, se desmaña y no come bien, se siente desfallecer, no atiende las clases, le falta el ánimo, le llama la atención el profesor y él joven no sabe ni de qué le están hablando. Para todos ustedes que nos están aquí viendo, (-un poquito más para allá joven por favor) les traemos por encargo de los afamados laboratorios PRI la solución a todos sus problemas…

El campo, la agricultura, la ganadería, ¿siente que están a punto de desaparecer? Hay qué ponerles atención. Mire muy sencillo, proponemos un cambio con responsabilidad. La violencia, el asalto, el secuestro, que siente usted que ya no puede ni salir a la calle, con su novia, con esposa, con su hijita, con la amiga que acaba de conocer y que le dice: te invito al café, a la nieve, al parque, y ella: le contesta: no porque tengo miedo nos vayan a asaltar, para todos ustedes traemos el remedio. Para esa enfermedad, para esa dolencia, traemos el poder para la gente.

El otro día vino aquí una señora y me reclamó, oiga usted: me llevé el salinismo, el zedillismo, que me dio el otro día y hasta chorillo me dio. Yo le dije, mi distinguida dama no era yo. Es aquí donde yo les digo, para que vean que les voy a decir la neta, hay uno que otro farsante, tengan mucho cuidado. Sólo su servidor está plenamente autorizado por los laboratorios PRI para ofrecer esta cura, este remedio, que venimos ofreciéndole a toda la República por encargo exclusivo de los laboratorios que represento y para el que lo dude, el que desconfié, le invito a que vea la marca, la etiqueta, el marbete que dice aquí: democracia auténtica sólo con el PRI.

Usted distinguida damita, ¿se siente ninguneada, mal querida, desatendida, que nadie le hace caso y todos la explotan? Igualdad para la mujer es el remedio. Que en la casa, en la oficina, en la fábrica, donde quiera que usted llegue ya no le diga el novio, el marido, aquél que la busca nada más cuando quiere, que haz esto , haz lo otro. Nanay, naranjas, ¿sabes qué papá?, le va a usted a decir, yo ya tengo candidato y nada que me vas a soltar un madrazo.

A ver usted señor, si usted el del sombrero, dígame si miento ¿tiene problemas? ¿siente que el dinero no le alcanza? ¿busca trabajo y no lo encuentra? Le dicen que mañana, que pasado, le hacen dar vueltas y usted que ni para el camión, el metro, la pesera, le alcanza. Para usted que siente que se desvela, se fatiga, se cansa, que no avanza, que siente que todo es cuesta arriba y sigue igual, yo le digo !ya basta!.

Para todos alcanza este remedio. No se ría joven. Mire tome usted su mano y póngala aquí. ¿Qué pasó joven si no es albur? Si hasta en los dientes manchados, amarillos, flojos, se le ve que la está pasando mal. ¿No le gustaría poner su propio negocito, la tienda, la sastrería, el estanquillo, ya de perdida la bicicleta de tamales, los elotes, las tortillas, las nieves? La pequeña y mediana industria necesitan esta vitaminas. ¿No ha escuchado que están hipotecados, que no venden, que no les alcanza y todo se los quita papá gobierno? Yo he estado ahí y les aseguró que sé cómo se siente, como se ve desde allá, y creánme que estoy con ustedes.

A ver si son tan amables, allá quieren un frasco, sí como no, alcánzaselos, mira dales otro allá, por sólo unos pesitos de su bolsa, los afamados laboratorios PRI ponen en promoción su campaña de renovación… 

Predicamentos en la cúpula

¿Qué exactamente comprometió el gobernador Fernando Canales, con la firma que estampó al ratificar la dación de patrimonio estatal como pago parcial de deuda pública,

Read more >