Sin sorpresas debían haber arrancado las campañas para la renovación del Poder Ejecutivo de Nuevo León. Sin embargo, apenas iniciada la contienda, un candidato independiente da un rotundo campanazo. Contra todas las expectativas, un ex alcalde priista de un municipio periférico acumula rápidamente el 27 por ciento de preferencia efectiva entre los electores.
En el inédito histórico en materia electoral, y ante un mutismo mediático que empieza a hacerle el vacío, Jaime Rodríguez, conocido como El Bronco, se cuela así, según la agencia Parametría, a las estadísticas entre las dos primeras preferencias del electorado nuevoleonés, donde se pensaba reinaría por siempre el bipartidismo PRI-PAN.
Se instala en cambio en segundo lugar, antes de Ivonne Álvarez (PRI-30%) y después de Felipe de Jesús Cantú (PAN-22%). Los porcentajes son sorprendentes ya que contra las grandes maquinarias electorales con cuantiosos recursos disponibles, El Bronco, con bolsillos escuálidos, cataliza el descontento de la población contra los grandes partidos y logra que un sector importante de electores le regale su intención de voto al ex alcalde de García.
Los resultados demoscópicos muestran también que en el electorado se mantiene un muy alto porcentaje de rechazo al gobernador saliente, Rodrigo Medina, del orden de un 65 por ciento, que quizá explique parte de la puntuación lograda por El Bronco como receptor de ese voto de descontento. De igual manera que probablemente esté restándole parte de sus simpatizantes a Felipe de Jesús Cantú.
De proseguir la tendencia, por primera vez en mucho tiempo se habría roto en NL el esquema bipartidista por una amalgama de factores que pasan desde luego por el rechazo a la política tradicional de los partidos, hasta la búsqueda social de nuevas alternativas para llegar al poder.
Pese al cúmulo de obstáculos con los que el Legislativo rodeó la alternativa de las candidaturas independientes, no deja de ser meritorio que por lo menos una de esas candidaturas haya prosperado, alcanzado registro, y se coloque en el lugar que se encuentra de tú a tú con los dos grandes partidos tradicionales. Pero mucho más deberá modificarse la ley para que las candidaturas independientes no sean una entelequia inalcanzable.
Jaime Rodríguez ya pasó la primera aduana. Los resultados de las primeras encuestas le permitirán sobre todo estar en posibilidades de reclutar donantes, grandes y pequeños, que lo ayuden financieramente a llegar a la otra orilla de las elecciones. Deberá hacerlo si quiere sobrevivir y llegar con alguna expectativa real de triunfo a esa fecha.
Hasta ahora Jaime Rodríguez ha dirigido un mensaje simplificado y maniqueo (“el bien vencerá al mal”) a las clases populares donde tiene la mayoría de sus seguidores. A ratos confundido entre fervores de ídolo pop, el político independiente deberá también hacer más sustantivo su discurso para hacerlo atractivo a otras capas sociales.
Por lo pronto su acertado manejo de popularidad en redes sociales (para bien o para mal) lo ha llevado a un sitial envidiable, si se mira por ejemplo el raquitismo logrado en la misma contienda por un ex gobernador de la talla de Fernando Elizondo que recoge apenas un 5 por ciento de preferencia electoral.